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jueves, 24 de octubre de 2013

No sin los gatos.

Quiero dedicar este post a las personas que aman a los animales y, en especial, a los gatos. Sin discriminar a los perros o mascotas en general. Este es el caso de mi amiga Mercedes y Michel que adoran los gatos, pero debo mencionar a mi hermana Claribel, que tiene una perrita que se llama Mafalda y a mi amigo Juan Carlos que tiene un perro muy lindo que se llama Coco, y así tantos otros.

La realidad es que desde que vivo en Crespina he vuelto a tener  contacto con los mininos.
 
Cuando era pequeña teníamos en casa una gata que se llamaba Pituca, sin contar por lo menos diez  gatos que merodeaban por los patios.
 
  Ya había olvidado la sensación de acariciar a un animal y de ser correspondida con una mirada atenta o un maullido cariñoso, podríamos decir. Este es el caso de los gatos que viven en mi calle.
 
Aquí los gatos no son propiedad de nadie, son de todos los vecinos o del que les da de comer. Yo soy una de ésas, le compro comida sin importarme si en realidad los gatos en el campo deben cazar ratones. Ellos tienen hambre y no creo que hayan tantos ratones como para comerse uno todos los días.
 
Por eso cuando escucho  que a los animales, en este caso, a los gatos, no se les debe dar de comer me quedo estupefacta. No creo que tengan razón los que así dicen. El gato tiene el instinto de cazar siempre y si tienen  hambre no seré yo la que los deje morir.
 
Papo - Sandor.
 
Este es Papo, le puse así porque raspa el plato como mi hermano.  El vecino le llama Sandor, así que tiene dos nombres y parece que a él le gusta porque responde a los dos sin problema alguno.
 
Ahora, cada vez que abro la puerta de la casa o salgo al jardín ahí viene corriendo el gato a saludarme.  Si abro la puerta de la cocina aquí la situación cambia, claramente quiere comida y va directo al armario donde guardo la bolsa.





















Qué listo es este gato toscano !!!

Pero al final lo que cuenta que es muy cariñoso y que es deber nuestro cuidar a los animales del planeta, se llamen Papo o Sandor, sean toscanos o cubanos.

Hace poco supe de una historia de un gato toscano que visita la tumba de su dueño todos los días desde que éste murió, le lleva regalos a la tumba, como hojas o cosas que se encuentra por el camino. Esto ha ocurrido en un pueblo de la Toscana que se llama Montagnana. Historias de lealtad, como ésta, se repiten a diario.  Por eso  repito que debemos hacer especial atención a no abandonar a los animales y a cuidarlos como ellos se merecen.

Están de acuerdo conmigo?



                                                                                    Tamara Terré Morell.
                                                                                    Fotos de Tamara T.M.
 

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